CUARTO AÑO
TRABAJO PRÁCTICO DE PRODUCCIÓN TEXTUAL
1)- Elabora un texto biográfico de J. K. Rowling sirviéndote de los datos que te aportó la película. Utiliza tercera persona y redacción formal.
Si lo necesitas, puedes volver a ver la película en el siguiente enlace:
2)- Lee la carta que recibió la familia de Harry, proveniente de la escuela de magia.
Elabora la carta formal que Harry envió como respuesta, confirmando su asistencia y solicitando alguna información que desconozca. Respeta las pautas dadas en clase para la elaboración de una carta formal.
3)- Completa el listado de materiales que le solicitaron a Harry Potter desde la escuela de magia:
COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA
UNIFORME
Los alumnos de primer año necesitarán:
— Tres
— Un
— Un par de
— Una
(Todas las prendas de los alumnos deben llevar etiquetas
con su nombre.)
LIBROS
Todos los alumnos deben tener un ejemplar de los
siguientes libros:
— El libro reglamentario
— Una
— Teoría
— Guía de
— Mil
—
—
— Las
RESTO DEL EQUIPO
1
1
1 juego de
1
1
Los alumnos también pueden traer una lechuza, un
SE RECUERDA A LOS PADRES QUE A LOS ESTUDIANTES DE PRIMER AÑO NO SE LES
PERMITE TENER ESCOBAS PROPIAS.
4)- Elabora un fragmento de la historia de Harry Potter inventado por vos en el que el personaje deba emplear varios de los elementos de la lista anterior para enfrentar una situación mágica que surja de repente y lo ponga en peligro. Utiliza narrador omnisciente, incluye otro personaje (además de Harry), e incorpora diálogos entre ellos. No excedas las veinte líneas.
5)- Mira los siguientes fragmentos de la película de Harry Potter:
a- La autora combina el mundo real con su invención en estas escenas. Explica.
b- ¿Están algunos de esos hechos presentes en la película "Magia más allá de las palabras"? Enumera y explica.
c- Lee el siguiente fragmento y luego explicita las variantes que tiene con la escena de la película que viste anteriormente en esta consigna. ¿Cuál crees que sea el motivo?
“Harry Potter y la
piedra filosofal”
7
El sombrero seleccionador.
La
puerta se abrió de inmediato. Una bruja alta, de cabello negro y túnica verde
esmeralda, esperaba allí. Tenía un rostro muy severo, y el primer pensamiento
de Harry fue que se trataba de alguien con quien era mejor no tener problemas.
—Los de primer año, profesora
McGonagall —dijo Hagrid.
—Muchas gracias, Hagrid. Yo los
llevaré desde aquí.
Abrió bien la puerta. El
vestíbulo de entrada era tan grande que hubieran podido meter toda la casa de
los Dursley en él. Las paredes de piedra estaban iluminadas con
resplandecientes antorchas como las de Gringotts, el techo era tan alto que no
se veía y una magnífica escalera de mármol, frente a ellos, conducía a los
pisos superiores. Siguieron a la profesora McGonagall a través de un camino
señalado en el suelo de piedra.
Harry podía oír el ruido de cientos de voces,
que salían de un portal situado a la derecha (el resto del colegio debía de
estar allí), pero la profesora McGonagall llevó a los de primer año a una
pequeña habitación vacía, fuera del vestíbulo. Se reunieron allí, más cerca
unos de otros de lo que estaban acostumbrados, mirando con nerviosismo a su
alrededor.
—Bienvenidos a Hogwarts —dijo la profesora
McGonagall—. El banquete de comienzo de año se celebrará dentro de poco, pero
antes de que ocupéis vuestros lugares en el Gran Comedor deberéis ser
seleccionados para vuestras casas. La Selección es una ceremonia muy importante
porque, mientras estéis aquí, vuestras casas serán como vuestra familia en
Hogwarts. Tendréis clases con el resto de la casa que os toque, dormiréis en
los dormitorios de vuestras casas y pasaréis el tiempo libre en la sala común
de la casa.
»Las cuatro casas se llaman Gryffindor,
Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y
cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras estéis en Hogwarts,
vuestros triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que
cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año,
la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de la casa, un gran
honor. Espero que todos vosotros seréis un orgullo para la casa que os toque. »
La Ceremonia de Selección tendrá
lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Os sugiero que,
mientras esperáis, os arregléis lo mejor posible.
Los ojos de la profesora se
detuvieron un momento en la capa de Neville, que estaba atada bajo su oreja
izquierda, y en la nariz manchada de Ron. Con nerviosismo, Harry trató de
aplastar su cabello.
—Volveré cuando lo tengamos todo
listo para la ceremonia —dijo la profesora McGonagall—. Por favor, esperad
tranquilos.
Salió de la habitación. Harry
tragó con dificultad.
—¿Cómo se las arreglan
exactamente para seleccionarnos? —preguntó a Ron. —Creo que es una especie de
prueba. Fred dice que duele mucho, pero creo que era una broma.
El corazón de Harry dio un
terrible salto. ¿Una prueba? ¿Delante de todo el colegio? Pero él no sabía nada
de magia todavía... ¿Qué haría? No esperaba algo así, justo en el momento en
que acababan de llegar. Miró temblando a su alrededor y vio que los demás
también parecían aterrorizados. Nadie hablaba mucho, salvo Hermione Granger,
que susurraba muy deprisa todos los hechizos que había aprendido y se
preguntaba cuál necesitaría. Harry intentó no escucharla. Nunca había estado
tan nervioso, nunca, ni siquiera cuando tuvo que llevar a los Dursley un
informe del colegio que decía que él, de alguna manera, había vuelto azul la
peluca de su maestro. Mantuvo los ojos fijos en la puerta. En cualquier momento,
la profesora McGonagall regresaría y lo llevaría a su juicio final. Entonces
sucedió algo que le hizo dar un salto en el aire... Muchos de los que estaban
atrás gritaron.
—¿Qué es...? Resopló. Lo mismo
hicieron los que estaban alrededor. Unos veinte fantasmas acababan de pasar a
través de la pared de atrás. De un color blanco perla y ligeramente
transparentes, se deslizaban por la habitación, hablando unos con otros, casi
sin mirar a los de primer año. Por lo visto, estaban discutiendo. El que parecía
un monje gordo y pequeño, decía:
—Perdonar y olvidar. Yo digo que
deberíamos darle una segunda oportunidad...
—Mi querido Fraile, ¿no le hemos
dado a Peeves todas las oportunidades que merece? Nos ha dado mala fama a todos
y, usted lo sabe, ni siquiera es un fantasma de verdad... ¿Y qué estáis
haciendo todos vosotros aquí? El fantasma, con gorguera y medias, se había dado
cuenta de pronto de la presencia de los de primer año. Nadie respondió.
—¡Alumnos nuevos! —dijo el Fraile
Gordo, sonriendo a todos—. Estáis esperando la selección, ¿no?
Algunos asintieron.
—¡Espero veros en
Hufflepuff—continuó el Fraile—. Mi antigua casa, ya sabéis.
—En marcha —dijo una voz aguda—.
La Ceremonia de Selección va a comenzar.
La profesora McGonagall había
vuelto. Uno a uno, los fantasmas flotaron a través de la pared opuesta.
—Ahora formad una hilera —dijo la
profesora a los de primer año— y seguidme.
Con la extraña sensación de que
sus piernas eran de plomo, Harry se puso detrás de un chico de pelo claro, con
Ron tras él. Salieron de la habitación, volvieron a cruzar el vestíbulo,
pasaron por unas puertas dobles y entraron en el Gran Comedor. Harry nunca
habría imaginado un lugar tan extraño y espléndido. Estaba iluminado por miles
y miles de velas, que flotaban en el aire sobre cuatro grandes mesas, donde los
demás estudiantes ya estaban sentados. En las mesas había platos, cubiertos y
copas de oro. En una tarima, en la cabecera del comedor, había otra gran mesa,
donde se sentaban los profesores.
La profesora McGonagall condujo
allí a los alumnos de primer año y los hizo detener y formar una fila delante
de los otros alumnos, con los profesores a sus espaldas. Los cientos de rostros
que los miraban parecían pálidas linternas bajo la luz brillante de las velas.
Situados entre los estudiantes, los fantasmas tenían un neblinoso brillo
plateado. Para evitar todas las miradas, Harry levantó la vista y vio un techo
de terciopelo negro, salpicado de estrellas. Oyó susurrar a Hermione:
«Es un hechizo para que parezca
como el cielo de fuera, lo leí en la historia de Hogwarts».
Era difícil creer que allí
hubiera techo y que el Gran Comedor no se abriera directamente a los cielos.
Harry bajó la vista rápidamente, mientras la profesora McGonagall ponía en
silencio un taburete de cuatro patas frente a los de primer año. Encima del
taburete puso un sombrero puntiagudo de mago. El sombrero estaba remendado,
raído y muy sucio. Tía Petunia no lo habría admitido en su casa. Tal vez tenían
que intentar sacar un conejo del sombrero, pensó Harry algo irreflexiblemente,
eso era lo típico de... Al darse cuenta de que todos los del comedor
contemplaban el sombrero, Harry también lo hizo. Durante unos pocos segundos,
se hizo un silencio completo. Entonces el sombrero se movió. Una rasgadura
cerca del borde se abrió, ancha como una boca, y el sombrero comenzó a cantar:
Oh, podrás pensar que no soy bonito,
pero no juzgues por lo que ves.
Me comeré a mí mismo si puedes
encontrar un sombrero más inteligente que yo.
Puedes tener bombines negros,
sombreros altos y elegantes.
Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
y puedo superar a todos.
No hay nada escondido en tu cabeza
que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que pruébame y te diré dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff
donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff
de verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
Si tienes una mente dispuesta,
porque los de inteligencia y erudición
siempre encontrarán allí a sus semejantes.
O tal vez en Slytherin
harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza
cualquier medio para lograr sus fines.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
¡Y no recibirás una bofetada!
Estás en buenas manos
(aunque yo no las tenga).
Porque soy el Sombrero Pensante.
Todo el comedor estalló en
aplausos cuando el sombrero terminó su canción. Éste se inclinó hacia las
cuatro mesas y luego se quedó rígido otra vez.
—¡Entonces sólo hay que probarse
el sombrero! —susurró Ron a Harry—. Voy a matar a Fred.
Harry sonrió débilmente. Sí,
probarse el sombrero era mucho mejor que tener que hacer un encantamiento, pero
habría deseado no tener que hacerlo en presencia de todos. El sombrero parecía
exigir mucho, y Harry no se sentía valiente ni ingenioso ni nada de eso, por el
momento. Si el sombrero hubiera mencionado una casa para la gente que se sentía
un poco indispuesta, ésa habría sido la suya.